- «La energía del punto cero» es tu primera novela y mezcla ciencia ficción con fantasía. ¿Qué te llevó a elegir este género para tu debut literario?
El arte y las ciencias siempre me han fascinado, no sabría decir si alguna por encima de la otra. Al empezar a escribir ficción una cosa habrá llevado a la otra, supongo, lo cierto es que me siento cómodo desarrollando mis ideas en este género, al igual que disfruto de él leyéndolo y visionándolo.
- En tu obra abordas temas como el miedo y la insignificancia humana frente al universo. ¿Cómo influyen estos conceptos en la evolución de los personajes y la trama?
Conocemos muy poco del universo en el que vivimos, extremadamente poco, menos de la vigésima parte de todo lo que sospechamos que existe. La novela se sirve de esa ignorancia para plantear escenarios imposibles, a la vez que intenta que resulten creíbles a ojos del lector. En cierto momento de la trama hace su aparición el instinto primario del miedo, como reacción espontánea a esa ignorancia. El temor a lo que no podemos controlar surge como villano imprevisto en la narración. Sirve como un recurso narrativo para conectar varias subtramas de la historia, poniendo en relieve su papel como herramienta de supervivencia durante nuestra evolución como especie y también como lastre en nuestras acciones, una vez dimos el paso de convertimos en seres conscientes.
- El electromagnetismo y las ciencias juegan un papel central en tu vida y también en tu novela. ¿Cómo has logrado integrar conceptos científicos complejos en una historia accesible y entretenida?
Mi conexión con la escritura, como le habrá ocurrido a muchos, supongo, llegó de la mano de la lectura. Describir historias apasionantes de manera sencilla es a lo que aspira todo escritor y me incluyo en ese anhelo. Soy consciente de que el género que he elegido no se caracteriza precisamente por su sencillez; sin embargo, el proceso que lo ha hecho posible ha sido natural. En mis primeros años de formación estudié electrónica, que no es más que el manejo de la electricidad a escalas reducidas, al nivel de milésimas y millonésimas partes de un amperio, o de un voltio. La trama de la novela trata sobre algo parecido, acerca de lo que se esconde en lo profundo de lo diminutamente pequeño. Obviamente, los conceptos que se abordan en la trama superan con creces mis conocimientos, pero a la hora de dar fundamento a la historia, la curiosidad hizo el resto, la imaginación también.
- Rajiv Kapoor, el protagonista, se enfrenta a una fuerza desconocida que amenaza la vida en la Tierra. ¿Cómo surge este personaje y qué simboliza para ti su viaje?
La elección de un protagonista Hindú para la novela nace de mi fascinación por la cultura de oriente y su sabiduría ancestral. El viaje de Rajiv simboliza para mí la búsqueda del conocimiento como una manera de vivir en sí misma. Aprendiendo de múltiples fuentes y reconociendo la propia ignorancia como algo natural, que permite avanzar.
- Vives entre el arte y la ciencia. ¿Cómo crees que estas dos disciplinas, aparentemente opuestas, se entrelazan en tu proceso creativo?
He tenido la oportunidad de recorrer ambos caminos, formándome en ambas ramas, no de manera meditada, sino por contingencias de la vida. Estoy convencido de que todas las ramas del conocimiento se relacionan entre sí, de las maneras más diversas. En el mundo moderno en que vivimos eso resulta cada vez más cotidiano.
- Como escritor debutante, ¿qué autores o libros han sido una inspiración clave para ti a lo largo de tu carrera?
La primera novela que me viene a la mente, una que me cautivó de verdad y marcó mi relación con la lectura, no es del género que practico, es “El perfume”, de Patrick Süskind. Ojalá, algún día, de mi trabajo surja algo que haga sentir a alguien una emoción similar lo que yo percibí de joven, al devorar aquella historia. En cuanto a la ciencia ficción hay muchas novelas remarcables que son mis referentes y mantengo presentes, como “Cita con Rama” o “2001: una odisea espacial” de Arthur C. Clarke, por ejemplo, y más recientemente “La esfera luminosa” o “El problema de los tres cuerpos” de Liu Cixin.
- Tu novela explora la relación entre el hombre y el universo. ¿Cómo ves el papel de la ciencia ficción en la literatura actual para abordar las grandes preguntas existenciales?
Este género está mucho más extendido en el mundo de habla inglesa y últimamente han surgido muchos autores asiáticos interesantes, pero no tantos en castellano. Podría ser un baremo del nivel de desarrollo de las ciencias en cada sociedad. Creo que la ciencia ficción juega un papel importante para crear interés acerca de las grandes cuestiones sin resolver. La divulgación científica audiovisual está cada vez más presente en internet y un segmento de la juventud la recibe con entusiasmo, pero la literatura es una herramienta que va más allá. La imaginación siempre prima sobre el conocimiento, lo que sabemos es poco, lo que podemos imaginar no tiene límite.
- ¿Qué esperas que los lectores se lleven al terminar «La energía del punto cero»? ¿Cuál es el mensaje central que quisiste transmitir?
Por sobre todas las cosas, espero que se diviertan, que disfruten de manera vivida de los enredos a los que los personajes se ven arrastrados a causa de las caprichosas fuerzas de la naturaleza. Y, ya puestos a imaginar y elucubrar propósitos, ojala esta novela suscite curiosidad acerca de esos fenómenos y sus incógnitas aún por resolver.
En cuanto al mensaje que espero que la gente reciba, no lo tengo claro del todo. Quizás, la idea de que la imaginación es más importante que el conocimiento, y lo mejor de ella es que está libre de miedos, o debería estarlo.