Hay escritores que buscan la belleza; otros, la verdad. Santiago Expósito Amaro (Madrid, 1974) persigue ambas, aunque sabe que a veces se esconden en las sombras. Su última obra, Yo, Monstruos (Olé Libros, 2025), es un descenso a los infiernos personales y colectivos, pero también una ascensión hacia la esperanza. Un viaje musical y poético en el que conviven la mitología, el rock y la confesión más descarnada.
Una voz forjada entre libros y guitarras eléctricas
Expósito Amaro llegó a la literatura como quien entra en un concierto a cielo abierto. Sus primeras influencias fueron los tebeos, los cómics y la Historia. Después llegó la poesía, el arte y, por último, el rock: esa descarga eléctrica que atraviesa su escritura hasta hoy. “Vine a este mundo en la voz de mis padres con acento de jara, tomillo y refranes —ha dicho de sí mismo—, hasta que llegaron los libros. Vivo hablándole a un papel en blanco. Soy adicto. ¿Eres tú mi musa?”.
Profesor de adolescentes, náufrago por vocación y caminante sin mapas, Expósito ha hecho de la escritura una forma de supervivencia. Su experiencia personal con un linfoma en 2020 supuso un antes y un después: su poesía se volvió más intensa, honesta y combativa. Escribe, asegura, “para llevar la locura a las mentes bien pensantes, provocar terremotos a escala poética y disparar con la belleza del otoño a la primavera”.
Yo, Monstruos: del laberinto a la redención
El nuevo libro reúne tres mitos reimaginados en clave contemporánea:
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Asterión, el minotauro atrapado en su laberinto interior.
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Marilyn, resucitada como icono que reclama su venganza.
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Ánima, el alma que busca redención en tiempos convulsos.
Lejos de la mera relectura, el autor conversa con los monstruos, los escucha y los devuelve al lector con una visión renovada. La oscuridad, el fuego y la esperanza marcan el pulso de un poemario que se acompaña de tres bandas sonoras en formato QR, continuando esa fusión natural entre música y literatura que caracteriza toda su obra.
Como advirtió Stephen King: “Los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan”. Expósito Amaro, sin embargo, nos invita a mirarlos de frente, a bailar con ellos en vez de huir.
Una obra marcada por el rock y la épica
Antes de Yo, Monstruos, el autor publicó El coleccionista de finales felices (2009), una revisión del mito de Ícaro en clave de sexo, drogas y rock and roll, y Poesía es… ¡apretar los puños! (2025, segunda edición), un poemario canalla y visceral que rinde tributo a gigantes como Tom Waits o Metallica. Obras que confirman la senda híbrida del autor: entre poesía y relato, entre fantasía y confesión, entre mitología y música.
El viaje continúa
Expósito Amaro defiende una literatura que emocione, sacuda y deje cicatrices. “Esto no va de pensar —dice—. Oigo voces. Siento, me revuelvo, caigo, grito, exploto e intento levantarme por escrito”. Su palabra es brújula y tormenta, testimonio de alguien que no escribe desde la distancia, sino desde la herida.
En Yo, Monstruos encontramos, quizá, su propuesta más madura: un espejo oscuro en el que el lector puede reconocerse y regresar, tras el vértigo, con una chispa de redención. Porque, al fin y al cabo, lo monstruoso también nos pertenece.

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En Instagram escribe y comparte su universo poético bajo el seudónimo @entre_la_luz_y_las_sombras.