Tatiana escribe como quien regresa de un largo viaje interior. Su obra, una mezcla de poesía, prosa y metáfora, es mucho más que un libro: es una travesía simbólica sobre la vida, la soledad y la esperanza. “Lo supe cuando comprendí la necesidad de llevar una luz a quienes se sienten inconformes con el mundo”, dice sobre el origen de su proyecto, concebido como un acto de resistencia poética.
A lo largo de sus páginas, el lector se encuentra con imágenes poderosas: la sirena, el océano, la luna, el cielo. No están ahí por azar. “La sirena representa el poder de superación. El océano es el tránsito, la luna la luz en la oscuridad, y el cielo la libertad”, explica Tatiana. Su lenguaje, cargado de símbolos, invita a mirar más allá de lo evidente, a sumergirse en lo profundo.
El libro nace de vivencias personales marcadas por el dolor, pero también por el crecimiento. Tatiana ha vivido muchas veces la soledad, y ha aprendido a transformarla en espacio de reconstrucción. “Debemos resistir cada circunstancia adversa y no dejarnos vencer, porque siempre hay esperanza”, afirma. Esa esperanza es el pulso constante de su escritura.
Su poesía logra un delicado equilibrio entre emoción y lucidez. Habla de heridas, pero también de sueños. De pérdidas, pero también de reencuentros consigo misma. “Escribí con la intención de que se lea con el alma”, confiesa. Y lo logra: su estilo lírico nos obliga a detenernos, a releer, a sentir.
Uno de los temas centrales de su obra es la perseverancia: seguir soñando incluso cuando todo duele. A quienes sienten que ya no pueden más, Tatiana les deja una frase que resume su mirada: “No se rindan. Cada dificultad es temporal. Siempre hay una nueva oportunidad para empezar de nuevo”.
Y como un hilo dorado que atraviesa su escritura, hay una imagen que resuena: “el océano maquillado con el color de mi cielo”. Para ella, esa metáfora une el tránsito con la libertad. El camino con el deseo. El movimiento con la voluntad.
Tras esta obra, Tatiana no se detiene. “He aprendido que no hay obstáculo que no se pueda vencer si uno se aferra a la ilusión. Y mi camino creativo continúa, lleno de luz y amor para mis lectores”. La autora sigue navegando. Y su voz —firme, simbólica, luminosa— ya es faro para otros.
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